jueves, 10 de junio de 2010

7. Mi tía de Burriana

El asma adolescente, Proust triunfante,
verano putativo en LaTurena,
quizás fuera Burriana, fue un instante
de prístino placer, de prosa plena
de espléndidos momentos,de gigante,
de música en la luna magdalena.
Estaba en el balcón mi tía Fina;
iluso, la creía Leontina.

Mi té mediterráneo, fantasma
-presumo-literario y cognitivo
tenía el resultado negativo
de ataques sibilantes, como el asma
bronquial. Me dejaría como el miasma
podrido y espectral. Té vengativo.
Mi tía me acercaba un balancín,
leía con pijama y Ventolín.

Axones y dendritas son el puente
del ictus de la nada y el olvido.
No sé que tiene el tiempo de perdido
si cada sensación es diferente
en todo maridaje del presente
con nuestro imaginario percibido.
Mi tía de Burriana me decía
que día que pasaba no volvía.

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